SOFA & THEE - Vestari music - El Ruego (tiempos de quarantena / quarantine times)

La canción El Ruego  nace de una leyenda oral con la crecí llamada "El dolor de una madre", aunque su nombre cambiaba con cada persona con la que tuve el privilegio de hablar durante los periodos que pude misionar en ese lugar. Es una narración compartida entre los ancianos de San Rosendo, Chile, que retrata el deseo primigenio de las madres de querer proteger a sus hijos. Es una historia ambientada en Valdivia, la cual resumo en las siguientes líneas (por supuesto, es muy difícil recordar detalles más concretos, ya que dejé de escuchar esta historia en mi adolescencia):

Las oraciones destacadas fueron abstraídas parcialmente para mi canción...

En tiempos de la colonia hispana, una adolescente indígena se lamentaba por tener que afrontar las consecuencias de haber sido violada por un español durante el periodo de siembra en las tierras de su tribu. Bajo la ropa ancha su vientre ya se abultaba, como también su amor por aquel bebé. Cómo podría guardar odio por un ser inocente, se decía. Mientras más apego sentía por él, más miedo escondía su corazón por el futuro de su hijo mestizo rechazado tanto por su tribu como por los conquistadores. Cuando la luna alumbraba el camino del llano, ella volvía a casa de sus padres quienes no sabían de su tragedia. De camino se le podía escuchar ofreciendo sus ruegos a la luna "cómo me gustaría convertir el mundo en una cuna para mi hijo que crece en mi interior"

A pesar de todos sus ruegos, la madre indígena sabía que su bebé conocería el dolor desde muy pequeño, se lo decían las nubes que pasaban veloces por el cielo. La chica pensaba "tendrá mi mismo destino, lo presiento. Yo que he sido esclava y vendida a una familia española, yo que recién a mis quince años pude recuperar mi libertar y volver a mi tribu, quienes aún me miran como extranjera, conozco el mundo, y en su dolor, he echado raíces. Ahora la única savia que me da la tierra es el amor que siento por este ser que viene en camino ¡Qué puedo hacer por él más que rogar a mis dioses y al Dios traído por los españoles!". Entonces la madre se sentaba en la barranca buscando a Dios a través de las nubes rogando "Que Dios pose su mirada flagelante solo en mí, no vaya a ser que de los ojitos de mi hijo la muerte llore, y que sus sueños se vayan nadando en el mar y desaparezcan en el horizonte". 

Sin saber qué más hacer, la pobre muchacha decide visitar a una de las curanderas más renombradas de entre las tribus de la región. Ella vivía al interior de la Selva Valdiviana, por lo que la chica emprendió su viaje dejando a su familia atrás, con la esperanza de que la curandera augurara un futuro próspero para su hijo. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos por llegar al lugar, la mujer le miró profundamente sus ojos negros y le dijo: "la luna que ve todos los dolores que aflorecen por la noche, dice que debes entregar el destino cruel al que tu hijo va al encuentro. Te digo, tu bebé sufrirá el horror de este mundo y morirá joven ¿Puede acaso la luna ir en contra de la corriente del mar?".  

Esa misma noche, en una playa aledaña al pueblo, la madre abrumada por la confirmación de sus presentimientos decidió firmemente terminar con su vida, y por ende, la vida que llevaba en su vientre. Se dice que mientras se adentraba al mar voraz de obtener la vida de una madre y la su bebé, ella seguía repitiendo "Luna que cantas a la noche azulina de dolor. Suspiras cuando miras al mundo y su dolor, y quieres librarnos de esta noche oscura. Que Dios pose su mirada flagelante solo en mí, no vaya a ser que de los ojitos de mi hijo la muerte llore, y que sus sueños se vayan nadando en el mar y desaparezcan en el horizonte". Algunos cuentan que cuando te quedas mirando mucho el reflejo de la luna en el mar, se puede ver el vientre redondo blanco de la madre flotando con la marea. 


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